Tema racial es crucial en debate político

El aspecto racial juega un papel muy importante en el juego político, demográfico y social en Compton.

Y la polémica que se ha suscitado en el proceso de aprobación al sistema de votación para los concejales de la ciudad pone sobre el tapete un tema delicado, de cuán prevalente es el racismo en la única ciudad en el sur del condado donde los latinos son la mayoría de la población, pero no tienen ningún escaño en el Concejo municipal.

El alcalde de Compton, Eric Perrodin, reconoció que la dinámica del racismo en la ciudad es que los afroamericanos quieren mantener su poder y ven a los latinos como el grupo que se lo quiere quitar. El racismo existe, dijo, pero “a un grado”. “No creo que esté tan prevalente como la gente lo dice”, declaró.

La situación ha ido en escalada desde que tres votantes latinas demandaron a la ciudad, alegando que el sistema actual impide que los votantes latinos elijan a los candidatos de su preferencia. Y aunque algunos analistas políticos dicen que los latinos tienden a votar por su propia etnia, una de las demandantes, Enelida Álvarez, de 30 años, ha dicho: “No es una cuestión de raza”.

No obstante, entre un puñado de latinos que han surgido como líderes del comité “Sí en Medida B, para Democracia en Compton” -que se reunió ya dos veces y volverá a reunirse el jueves-, todos usan el mismo ejemplo para justificar que el tiempo para movilizarse es ahora. Alegan que el proceso ya va muy atrasado, queda menos de mes y medio para que los votantes determinen si se aprueba la Medida B, que cambiaría el método de cómo se eligen los concejales de cuatro distritos, de votos por toda la ciudad (at large) a por cada distrito.

En Compton, según datos del censo, los latinos conformaban un notable 21% en 1980 mientras que los afroamericanos eran el 75%. Para el 2000, los latinos se convirtieron en la mayoría con 59%, superando a los afroamericanos que constituían el 40%, y en 2010, la población latina era casi el doble a la de los afroamericanos, 65% frente a 33%. Los blancos no latinos eran la mayoría antes del 1970.

El hecho de que latinos ya constituyen casi dos terceras partes de la población es la razón por la que José Serrato, de 61 años, un organizador político en la ciudad desde los años 60, dice que “Compton está 50 años atrás del tiempo”.

“Yo antes decía, ‘¡Vamos a darles en la madre!'”, dijo Serrato, de 61 años, con una carcajada. “Ahora soy más conservador: no quiero decir, ‘Vamos a darles una patada en el trasero, pero es el argot mexicano para, ‘Hay que vencerlos a todo costo”.

De la misma manera que el comentario de Serrato despierta la polémica de si darle el poder a los latinos es un acto racista hacia los afroamericanos, surge el desacuerdo sobre qué constituye una justa distribución del poder.

“¿Por qué atacar a Compton si ya tienen Lynwood, South Gate, Huntington Park?” dijo Royce Esters, de 74 años, presidenta del National Association for Equal Justice in America (NAEJA) y residente de Compton desde 1956. “Sabes, tenemos que tener un campo de juego nivelado aquí”.

La raza entró al debate por la demanda sobre el sistema de elecciones por toda la ciudad, que ha tenido solo concejales afroamericanos por décadas. Solo entonces surgieron los argumentos de que la concejala del distrito 1, Janna Zurita, tenía una abuela española y que la concejala del distrito 3, Yvonne Arceneaux, tenía padre mexicano porque ni ellas mismas ni sus electores las consideran latinas.

El esposo de Arceneaux, Herbert, dijo que los blancos no lo dejaban caminar por ciertas partes de la ciudad siendo residente de Compton en 1960, y dijo que “hell yeah, es visible” el racismo entre los afroamericanos y los latinos.

“Hace algunas semanas, un hombre hispano estaba enseñando una casa en la cuadra 400 de la calle Raymond y cuando llegamos mi esposa y yo, no solo nos cerró la puerta, le echó el cerrojo”, relató Herbert, de 69 años. “Ni siquiera nos reconoció, entonces eso me hizo sentir que sólo quería vender la casa a una persona hispana”.

Pero Lorraine Cervantes, de 70 años y quien ha vivido en Compton por 59 años, dijo que siente orgullo porque los latinos han podido mantener su lenguaje y esperan ganar el poder político.

“¿Por qué pasa que cuando alzo la voz para mi pueblo, ustedes [los afroamericanos] me llaman racista?”, declaró. “No es nuestra culpa que los anglosajones les hicieron perder el poder. Yo nunca, jamás, he sufrido el racismo de una persona blanca como lo he experimentado de los afroamericanos”.

La demanda contra la ciudad que se resolvió con un acuerdo extrajudicial a finales de febrero y puso la Medida B en la papeleta del 5 de junio y de nuevo en noviembre si no se aprueba, no representa la primera vez que los votantes latinos de Compton han ido a la corte porque sienten que no tienen buena representación.

A mediados de junio de 2011, los hermanos Alex y Luis Landeros demandaron al Compton Community College District porque los miembros para los dos escaños de Compton eran elegidos por votantes por toda la ciudad. Su abogado Joaquín Ávila, que fue criado en Compton, alegó una violación del Acta de Derechos de Votantes de California de 2001 tal y como lo hizo como uno de los abogados en la demanda contra la ciudad presentada en diciembre de 2010.

El acuerdo con el distrito de colegios comunitarios impidió las elecciones en 2011 e instituyó la votación por distritos para 2013.

“Nosotros vimos una injusticia porque nunca podíamos realmente tener unas elecciones bien balanceadas”, contó Luis Landeros, de 42 años.

“Son tres etapas: la ciudad, el colegio y el siguiente paso va a ser el distrito escolar”, dijo por su parte Alex Landeros, de 55 años. “Quizás seremos nosotros o serán otros demandantes, pero de que se va a hacer, se va a hacer”.

Pero Herbert Arceneux dijo que ir a la corte “no hace ningún bien”. Los afroamericanos esperaron su turno para ser elegidos en las elecciones por toda la ciudad, dijo, y las demandas “pienso que hace la división aún más grande” entre los afroamericanos y los latinos.

A pesar de la raza, sin embargo, los latinos también enfrentan una batalla contra la apatía de votantes, a la que los críticos de la Medida B atribuyen la imposibilidad de elegir a candidatos latinos, y quizás no lo podrán hacer aun con un sistema de elecciones por distritos.

Según análisis de datos del Censo hecho por el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Oficiales Latinos Electos Nombrados (NALEO), una organización sin fines de lucro que facilita la participación de los latinos en la política nacional, la población de latinos que son ciudadanos y con edad para votar representa el 28% de todos los latinos que viven en Compton. En otras palabras, solo alrededor de uno de cada cuatro latinos son elegibles para votar.

Es más, el análisis de NALEO demuestra que en las elecciones de noviembre de 2010, los 2,091 latinos que votaron fueron solo el 17% de los votantes en Compton y el 19% de todos los latinos registrados para votar. En comparación, el resto de la población no latina constituyó el 83% de todos los votantes disponibles, y 65% de ellos fueron a las urnas.

Aunque algunos ven el cambió venir, la pregunta que muchos se hacen es cuándo.

“Veo un cambio en otros cuatro u ocho años”, dijo Herbert Arceneaux. “Mientras que los jóvenes se gradúen del colegio y reclamen a su dominio y digan que quieren representación. Todas las escuelas son predominantemente hispanas”.

Perrodin, quien apoya la Medida B por razones de representación justa y fiscales, concluyó con optimismo: “Todos somos estadounidenses”.

Pero agregó que la manera más fácil de ver si la posición de los afroamericanos de Compton es consistente es cambiar los papeles con los que consideran sus adversarios.

“¿Si la mayoría de la población fuera afroamericana y todos los concejales fueran latinos, entonces tú, como afroamericano, querrías continuar con el sistema de votación por toda la ciudad? Si puedes decir, ‘Si’, entonces tu posición es consistente”, dijo. “Pero no creo que ese sea el caso”.

http://www.laopinion.com/Tema_racial_es_crucial_en_debate_pol%C3%ADtico#.UQ3JYI669JM

ENGLISH TRANSLATION | Race a Crucial Factor in Political Debate
African Americans are no longer the majority but hold all seats in City Council
(Part 2 of 4 in “Change in Compton?” series)

Race has long ingrained the politics, demographics and social landscape of Compton.

Now developments around a new, proposed voting system for electing city officials puts a delicate topic on the table—racism in the only city in south Los Angeles County where Latinos are the majority of the population but hold no seats in City Council.

Compton Mayor Eric Perrodin recognizes that the city’s racial dynamic involves African Americans wanting to maintain power and viewing Latinos as the group looking to capture it. Racism exists, he said, but “to a degree.”

“I don’t believe it’s as prevalent as people say,” he said.

Tensions have been on the rise since three Latina voters sued the city alleging that its at-large election system, in which council seats are decided through votes across the city, prevents Latino voters from electing the candidate of their choice. Although some political analysts say Latinos tend to vote for their own race, one plaintiff, Enelida Alvarez, 30, said, “It’s not a race issue.”

A handful of Latinos who have emerged as leaders of the Committee “Yes on Measure B, for Democracy in Compton”—which has already met twice and will gather again Thursday – all justify change by saying it is long overdue. Less than a month and a half remains until the vote on Measure B, which would change the method of electing the four council members from at-large to by district.

In Compton, Latinos made up 21 percent of the population in 1980 while African Americans made up 75 percent. By 2000, Latinos became the majority at 59 percent, overtaking African Americans at 40 percent, and in 2010 the Latino population almost doubled that of African Americans, 65 percent to 33 percent. Whites held the majority before 1970.

The fact that Latinos now represent two-thirds of the population prompted Jose Serrato, 61, a political organizer for the city since the 1960s, to say, “Compton is 50 years in the past.”

“I used to say, ‘We’re going to give it to them!’” Serrato said with a laugh. “Now I’m more conservative. I don’t want to say, ‘We’re going to kick their ass,’ but it’s slang for, ‘Let’s beat them at all costs.’”

Just as controversial as Serrato’s comment on Latinos seeking political power from African Americans, is the question of what a fair distribution of power would look like.

“Why attack Compton when they already have Lynwood, South Gate, Huntington Park?” said Royce Esters, 74, president of the National Association for Equal Justice in America and a Compton resident since 1956. “We have to have a level playing field here.”

Race entered the debate with a lawsuit on the city’s current election system, which has only seen African American council members win seats in the last few decades. Claims by District 1 Councilwoman Janna Zurita that she had a Spanish grandmother and by District 3 Councilwoman Yvonne Arceneaux that she had a Mexican father don’t go unquestioned.

Arceneaux’s husband Herbert, 69, said whites did not let him walk through certain parts of the city as a resident in 1960.

“Hell yeah, it’s visible,” he said when asked about racism between African Americans and Latinos. “A few weeks ago, a Hispanic man was showing a house in the 400 block of Raymond and when my wife and I came, he not only shut the door, he slammed it,” he said.

But Lorraine Cervantes, 70, a Compton resident for 59 years, said she’s proud that Latinos have maintained their language and may gain political power next.

“Why does it happen that when I raise my voice for my people, you (African Americans) call me racist?” she said. “It’s not our fault that the whites made you lose power. I never, ever have been discriminated against by a white person as I have by African Americans.”

The lawsuit against the city, settled in late February, puts Measure B on the ballot for the June 5 election and again in November if it fails to pass initially. It’s not the first time Latino voters have gone to court because they feel they do not have representation.

In mid-2011, brothers Alex and Luis Landeros sued the Compton Community College District because the two Compton seats were decided through an at-large election. Their lawyer, Joaquin Avila, born and raised in Compton, alleged violation of the California Voting Rights Act of 2001 for lack of representation, the same grounds that the lawyers in the latest lawsuit used. The settlement agreement with the community college district delayed elections in 2011 and instituted a vote by district in 2013.

“We saw an injustice because we could never really have balanced elections,” said Luis Landeros, 42.

“There are three layers: the city, the college and the next step will be the Compton unified school district,” added Alex Landeros, 55. “It might be us or it could be other plaintiffs, but as far as if it will be done, it will be done.”

But Herbert Arceneaux said that going to court “does not do any good.” African Americans waited their turn to get elected through the at-large system, he said, and lawsuits “I think push the wedge even farther apart” between blacks and Latinos.

According to Census data analysis by the National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO), a nonprofit organization that facilitates the participation of Latinos in politics, Latinos who are U.S. citizens and of voting age represent 28 percent of all Latinos living in Compton. In other words, only about one in four Latinos are eligible to vote.

Furthermore, the NALEO analysis showed that in the November 2010 elections, the 2,091 Latinos who voted made up only 17 percent of voters in Compton and 19 percent of registered Latino voters. In comparison, non-Latinos made up 83 percent of voters and had a 65 percent turnout.

Some see change coming, but the question remains how near in the future.

“I see a change in another four to eight years,” Herbert Arceneaux said. “As the young kids get out of high school and claim their domain and say they want representation. All schools are predominantly Hispanic.”

Perrodin, who supports Measure B for representation and fiscal reasons, optimistically concluded: “We’re all American.”

But he added that the easiest way to see if one’s position is consistent is to switch roles with those deemed the adversaries.

“If the majority of the population were black and all elected officials were Latino, would you as a black continue to want voting to be at-large? If you can say yes, then your position would be consistent,” he said. “But I don’t believe that is the case.”